Orar es hablar con Dios; es un diálogo en el cual le hablamos al Señor, y Él nos habla. Jesús oraba y en sus enseñanzas siempre resaltó la importancia de apartar tiempo para orar, estar a solas con Dios y disfrutar de la presencia del Padre. Para orar, siguiendo el ejemplo de Jesús, debemos echar a un lado las distracciones, nuestros quehaceres diarios y cualquier afán que no nos permita la comunión con Dios . Jesús nos dice: "Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá." (Mateo 7:7).
Jesús buscaba constantemente la dirección de Dios. La Biblia nos presenta su dependencia total del Padre a través de la oración.
"Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo." (Mateo 14:23).
"Y después que los hubo despedido, se fue al monte a orar;" (Marcos 6:46).
"Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba." (Marcos 1:35).
Se que dirás: " hay momentos en los cuales necesito tanto hablar con Dios, pero no encuentro las palabras para hacerlo". Cuando no sepas que decir guarda silencio. La Biblia dice en Job 37:14, “Espera un poco y escucha;" No siempre tenemos que hablar. Es mejor guardar silencio y esperar, antes de comenzar a realizar repeticiones sin fundamento. En Mateo 6:8 podemos hallar dirección, " Y al orar no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. No os hagáis, pues, semejantes a ellos, porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad antes que vosotros le pidáis".
"Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles." (Romanos 8:26).
Te exhorto a buscar un lugar tranquilo y silencioso para orar. Podemos acercarnos confiadamente al Padre cuando aceptamos a Jesús como nuestro Señor y Salvador. Jesús dijo: "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí". Atesora el estar en su presencia.
Cultiva el tiempo de oración y deléitate en escuchar la voz de Dios.