Dios, en su inmensurable sabiduría, nos da la herramienta para tener una vida victoriosa, aún en medio de cualquier circunstancia: la Biblia. Esta contiene las instrucciones de Dios para todo aquello que acontece en nuestro diario vivir. Veamos lo que dice la Biblia en relación a muchas de las causas que provocan la ansiedad:
Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal. (Mateo 6:34)
Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen despensa, ni granero, y Dios los alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que las aves? (Lucas 12:24)
Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, que habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? (Mateo 6:25)
Confía en el Señor con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento. Reconócele en todos tus caminos, y Él enderezará tus sendas. (Proverbios 3: 5-6)
Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. (Filipenses 4: 6-7)
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La ansiedad en el corazón del hombre lo deprime, mas la buena palabra lo alegra. (Proverbios 12:25)
Deléitate en la Palabra de Dios. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redarguir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. Los hombres de Dios son aquellas personas que han aceptado a Jesús en sus vidas. Esto implica que todo comienza con una decisión: la decisión de aceptar a Jesús como Señor y Salvador. Jesús te dice: "La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo" (Juan 14:27).
Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros. (1 Pedro 5:7)
En la multitud de mis pensamientos dentro de mí, Tus consolaciones alegraban mi alma. (Salmo 94:19)
No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. (Isaías 41:10)
Busca a Jesús y Él te responderá, y te librará de todos tus temores (Salmo 34:4).